miércoles, 27 de enero de 2016

               ACOSO ESCOLAR Y FAMILIAR

ACOSO ESCOLAR
El acoso escolar (también conocido como hostigamiento escolar, matonaje escolar, matoneo escolar, maltrato escolar o en inglés bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado tanto en el aula, como a través de las redes sociales, con el nombre específico de ciberacoso. Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares. Los protagonistas de los casos de acoso escolar suelen ser niños y niñas en proceso de entrada en la adolescencia, siendo ligeramnte mayor el porcentaje de niñas en el perfil de víctimas


Enfrentarse al acoso escolar. ¿Qué hacer?
Si hay un tema que suscita gran preocupación por sus implicaciones personales, familiares, y sociales este es la violencia en la escuela.
El objetivo de este innovador programa, es desarrollar en los niños y adolescentes un estilo de comportamiento preventivo dirigido a la resolución pacífica de conflictos en el entorno escolar, y al aprendizaje de técnicas psicológicas, sociales y físicas prácticas con las que enfrentarse al bullying, o acoso escolar

Tipos de acoso escolar

Los profesores Iñaki Piñuel y Zabala y Araceli Oñate han descrito hasta 8 modalidades de acoso escolar, con la siguiente incidencia entre las víctimas:3
  1. Bloqueo social (29,3%)
  2. Hostigamiento (20,9%)
  3. Manipulación (19,9%)
  4. Coacciones (17,4%)
  5. Exclusión social (16,0%)
  6. Intimidación (14,2%)
  7. Agresiones (12,8%)
  8. Amenazas (9,3%)

Bloqueo social

Agrupa las acciones de acoso escolar que buscan bloquear socialmente a la víctima. Todas ellas buscan el aislamiento social y su marginación impuesta por estas conductas de bloqueo.
Son ejemplos las prohibiciones de jugar en un grupo, de hablar o comunicar con otros, o de que nadie hable o se relacione con él, pues son indicadores que apuntan un intento por parte de otros de quebrar la red social de apoyos del niño.
Se incluye dentro de este grupo de acciones el meterse con la víctima para hacerle llorar. Esta conducta busca presentar al niño socialmente, entre el grupo de iguales, como alguien flojo, indigno, débil, indefenso, estúpido, llorica, etc. El hacer llorar al niño desencadena socialmente en su entorno un fenómeno de estigmatización secundaria conocido como mecanismo de chivo expiatorio. De todas las modalidades de acoso escolar es la más difícil de combatir en la medida que es una actuación muy frecuentemente invisible y que no deja huella. El propio niño no identifica más que el hecho de que nadie le habla o de que nadie quiere estar con él o de que los demás le excluyen sistemáticamente de los juegos.

Hostigamiento

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que consisten en acciones de hostigamiento y acoso psicológico que manifiestan desprecio, falta de respeto y desconsideración por la dignidad del afectado. El desprecio, el odio, la ridiculización, la burla, el menosprecio, los motes, la crueldad, la manifestación gestual del desprecio, la imitación burlesca son los indicadores de esta escala.

Manipulación social

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden distorsionar la imagen social del niño y “envenenar” a otros contra él. Con ellas se trata de presentar una imagen negativa, distorsionada y cargada negativamente sobre la víctima. Se cargan las tintas contra todo cuanto hace o dice la víctima, o contra todo lo que no ha dicho ni ha hecho. No importa lo que haga, todo es utilizado y sirve para inducir el rechazo de otros. A causa de esta manipulación de la imagen social de la víctima acosada, muchos otros niños se suman al grupo de acoso de manera involuntaria, percibiendo que el acosado merece el acoso que recibe, incurriendo en un mecanismo denominado “error básico de atribución”.

Coacción

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que pretenden que la víctima realice acciones contra su voluntad. Mediante estas conductas quienes acosan al niño pretenden ejercer un dominio y un sometimiento total de su voluntad.
El que la víctima haga esas cosas contra su voluntad proporciona a los que fuerzan o tuercen esa voluntad diferentes beneficios, pero sobre todo poder social. Los que acosan son percibidos como poderosos, sobre todo, por los demás que presencian el doblegamiento de la víctima. Con frecuencia las coacciones implican que el niño sea víctima de vejaciones, abusos o conductas sexuales no deseadas que debe silenciar por miedo a las represalias sobre sí o sobre sus hermanos.

Exclusión social

Agrupa las conductas de acoso escolar que buscan excluir de la participación al niño acosado. El “tú no”, es el centro de estas conductas con las que el grupo que acosa segrega socialmente al niño. Al ningunearlo, tratarlo como si no existiera, aislarlo, impedir su expresión, impedir su participación en juegos, se produce el vacío social en su entorno.

Intimidación

Agrupa aquellas conductas de acoso escolar que persiguen amilanar, amedrentar, apocar o consumir emocionalmente al niño mediante una acción intimidatoria. Con ellas quienes acosan buscan inducir el miedo en el niño. Sus indicadores son acciones de intimidación, amenaza, hostigamiento físico intimidatorio, acoso a la salida del centro escolar.


 ACOSO FAMILIAR
El origen del término mobbing (acoso moral) se halla en uno de los comportamientos animales que el zoólogo Konrad Lorenz observó en sus investigaciones. Este tipo específico de comportamiento, que bautizó como mobbing, se produce, también, en entornos humanos como la familia o clan familiar, así como en cualquier lugar dónde haya personas que comparten bienes e intereses


En la mayoría de casos, las víctimas de mobbing llegan a creer que las difamaciones que otros familiares vierten sobre ellos son ciertas, y terminan por abandonar su lugar en la familia con fuertes sentimientos de culpabilidad y nula autoestima. Ese abandono, "forzado" por el instigador y el clan de acosadores, toma una apariencia voluntaria, sin embargo, nada hay más lejos de la realidad; La víctima ha sido envuelta en una espiral de vejaciones, humillaciones y maltrato, que la llevan a abandonar su legítimo lugar, como una medida in extremis de auto-conservación. Obviamente, al hacer tal cosa, pierde toda estabilidad y su lugar es ocupado por otros.

El mobbing en la familia tóxica

El objetivo del mobbing es estigmatizar a la víctima para hacerse con el poder o para preservarlo, (ya que en la mayoría de casos, quien instiga el mobbing maneja las riendas del poder familiar). Habitualmente, la víctima es percibida, por el instigador, como una amenaza a su posición de poder dentro de la familia. Dicha amenaza suele ser ilusoria y es causada por sentimientos de envidia, celos y, sobre todo, por el instinto animal de territorialidad (dicho instinto exacerba el egoísmo y el control sobre los bienes compartidos). Por otro lado, el mecanismo del chivo expiatorio suele producirse cuando el clan familiar sufre algún tipo de crisis interna y su o sus líderes recurren al sacrificio de alguno de sus miembros, como medida para reforzar los lazos grupales que se están disolviendo o que están en peligro. Obviamente, cualquier familia que base su unidad en el sacrificio humano es una familia tóxica o patológica, basada en un modelo que traerá al mundo nuevos psicópatas socialmente integrados. En todo caso, las familias dónde se promueven procesos de mobbing, deberían ser psicológicamente intervenidas o ayudadas, por orden judicial (si fuera preciso).

La víctima en la familia patológica

La víctima, -en un elevado número de casos-, es un individuo con facultades personales que le hacen sobresalir de algún modo. Puede tratarse de personas brillantes, muy eficientes, creativas, amigables, de gran corazón, físicamente bien dotadas, populares, etc., que despiertan sentimientos de envidia en otros familiares. Otras veces, el acoso se produce sobre individuos que debido a su raza, sexo,momento de nacimiento o alguna otra característica circunstancial (tradición, costumbre, herencia, mandato o lugar en la sucesión) son designados para ser los máximos receptores de los bienes, responsabilidades o títulos familiares. Su posición privilegiada o circunstancia, aparentemente favorable, los convierte en el blanco de los celos y animadversión de otros integrantes de la misma familia que desean usurpar tales prerrogativas. Históricamente se dieron numerosos casos de infantes e hijos primogénitos, futuros reyes, nobles o herederos, que debido a su elevada posición, -acompañada de la ausencia de malicia personal-, sufrieron el acoso de familiares poderosos, y no tuvieron más remedio que huir lejos del hogar para sobrevivir. Tal es el caso de Robin Hood o del Conde de Montecristo (casos novelados que se inspiraron en la realidad). La popularidad de estos personajes se debe a la heroicidad que conlleva el haber superado la adversidad y vencido, -tras árduas batallas-, a los usurpadores que instigaron el mobbing que les arrastró a la pérdida de bienes, títulos y familia. A pesar de estos heroicos casos, está estadísticamente demostrado que la gran mayoría de las víctimas de mobbing, carecen del espíritu combativo de Robin de los bosques y terminan psicológicamente hundidas, deprimidas y abandonadas. Por esa razón, hay que alertar y concienciar a la sociedad sobre la peligrosidad de este fenómeno que suele pasar desapercibido debido a que las víctimas, psicológica, anímica, social y económicamente dañadas, no son conscientes o no aciertan a denunciar los hechos (a veces por miedo al acoso, por la desorientación que produce "la caída" o, sencillamente, por que no hay evidencias o pruebas físicas del delito).

Mobbing, un delito penal grave

Se puede entender el fenómeno del mobbing como un proceso impregnado de violencia psicológica, destinado a mantener o conseguir el poder y el control sobre unos determinados bienes. Por ello, el mobbing, se da, casi siempre, en los entornos humanos donde se hayan dichos bienes: El hogar familiar, las empresas, los lugares de residencia, las instituciones, las naciones, etc. El motor más profundo de este mecanismo o proceso de acoso es el instinto de territorialidad animal, que el hombre conserva en su sistema límbico, y que, en definitiva, es el causante de la inmensa mayoría de conflictos y agresión humana. El mobbing es mucho más complejo y sutil que un simple robo acompañado de una acción homicida, sin embargo, el resultado es el mismo: La víctima es despojada de sus bienes, desplazada de su lugar en el "abrevadero familiar", de su lugar de trabajo, de su residencia, de su tierra, etc. gracias a las lesiones psico-afectivas producidas por las técnicas de acoso descritas a más abajo. El resultado, para la víctima, es que le han robado aquello que le daba de comer, con el agravante de que, para ello, los agresores le han arruinado la psique y, en la mayoría de casos, la vida entera. Otra característica que distingue al mobbing de otras acciones delictivas, es que los que agreden a la víctima, suelen actuar tácita y coordinadamente y son sus propios compañeros de trabajo, compañeros de clase, sus jefes, sus progenitores, sus hermanos, sus tíos, sus arrendadores, sus vecinos, etc. Tal cosa confunde aún más a la víctima ya que es lesionada por los que consideraba "amigos, compañeros o aliados" (en el caso familiar, la víctima guarda profundos lazos afectivos con los que la maltratan). Efectivamente, el instigador y el gang de acoso pertenecen al mismo entorno social, familiar o laboral que la víctima, y, para no ser descubiertos, deben ocultar perfecta y sutilmente su delito. Para ello se sirven de la agresión psicológica sistemática y persistente en el tiempo hasta que la víctima se derrumba y abandona su lugar. Durante y después del proceso de mobbing, esta entra en un estado depresivo que puede conducirle al suicidio y/o a sufrir ataques de pánico de tipo paranoico, provocados por el miedo a seguir siendo acosada. El manifiesto desequilibrio psicológico que padece es aprovechado por los mobbers para justificar su exclusión y rechazarla de ese entorno grupal concreto. Finalmente, la exclusión es presentada como un "un bien para el grupo" y, en muchos casos, los instigadores son aplaudidos por su despiadada labor de "limpieza". El mobbing familiar, a menor escala, guarda ciertos paralelismos con la limpieza étnica; La mentalidad de un instigador actúa de forma similar a la de un genocida que, obviamente, para realizar esa labor de acoso y derribo de alguien tan próximo,-aunque intente aparentar lo contrario-, ha tenido que actuar con total frialdad y ausencia de escrúpulos.

Técnicas de acoso o maltrato psicológico

Amenazar, criticar, insultar, ridiculizar, acechar, perseguir a una persona, inducir en ella sentimientos negativos, como miedo o terror, desánimo, preocupación, crearle inseguridad emocional, interferir en sus dinámicas mentales, dificultar la realización de sus actividades y tareas, sobrecargarle con exigencias y expectativas que no puede cumplir, excluirle, ningunearle, apartarle, aislarle, encerrarle, castigarle, humillarle, asustarle para que se vaya (de ese modo, la víctima queda "atrapada" fuera del entorno familiar. Exilio familiar inducido por la autoridad del clan).


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